En un mundo que nos empuja a ir más rápido, a rendir más y a encajar mejor, a veces olvidamos lo más básico: habitar nuestro cuerpo. No como una máquina que debe funcionar, sino como un espacio vivo, sensible y lleno de señales que nos hablan de lo que necesitamos, deseamos o tememos.
🌀 ¿Qué significa “volver al cuerpo”?
Volver al cuerpo no es una consigna esotérica ni una moda pasajera. Es una práctica de presencia. Es dejar de mirar hacia afuera para empezar a escucharnos desde dentro. Es notar cómo respiramos, cómo se tensan los hombros cuando algo nos incomoda, cómo se enciende el pecho cuando algo nos emociona.
En terapia, muchas veces el cuerpo es el primer lugar donde aparece lo que no podemos decir con palabras. Un nudo en la garganta, un vacío en el estómago, una rigidez en la mandíbula. El cuerpo no miente. Solo necesita que lo escuchemos.
💬 El cuerpo como aliado en el proceso terapéutico
En el enfoque Gestalt, el cuerpo no es un accesorio: es protagonista. Nos ayuda a anclarnos en el presente, a reconocer patrones que repetimos sin darnos cuenta, y a abrir espacio para lo nuevo. Cuando trabajamos con la sexualidad, con las adicciones o con la identidad, el cuerpo es territorio, memoria y posibilidad.
Volver al cuerpo es también un acto político, especialmente para quienes han crecido sintiendo que su cuerpo era “demasiado”, “incorrecto” o “inadecuado”. En este espacio, tu cuerpo no necesita justificarse. Puede simplemente ser.
🌈 Un espacio seguro para sentir
En Mentes Agitadas, el cuerpo no se corrige: se escucha. No se juzga: se acompaña. Aquí no hay exigencias ni moldes. Solo la invitación a que te acerques a ti mismx con curiosidad, con respeto y con la certeza de que no estás rotx.
Porque a veces, lo más transformador no es entenderlo todo, sino sentirlo de verdad.