bio

Me llamo Álex Domínguez y soy terapeuta especializado en procesos de autoconocimiento, sexualidad, vínculos y dependencias.

Me formé en Terapia Gestalt, sexualidad integrativa y acompañamiento en adicciones, con una mirada puesta en lo corporal y lo vivencial.

Trabajo especialmente con personas del colectivo LGTBIQ+, porque conozco de cerca lo que implica vivir desde los márgenes y lo importante que es encontrar espacios seguros. Creo en una terapia que acompañe sin imponer, que escuche lo que hay más allá del síntoma.

A veces lo que más duele es no tener con quién hablar. Por eso cuido mucho el vínculo terapéutico: que sea cálido, respetuoso, honesto. A veces habrá palabras, otras veces silencio. También humor, si cabe. Todo tiene su momento.

Sigo en formación constante, no solo académica sino también personal. Me mueve el deseo de acompañar procesos que transformen desde lo real, lo encarnado, lo sensible. Si quieres saber más, estoy al otro lado.

Mi enfoque

Creo en una terapia que escuche, que toque, que sostenga y que no tenga prisa. Una terapia que no niegue el cuerpo, ni la vergüenza, ni el deseo. Que acompañe sin pretender salvar, que mire sin diagnosticar, que acoja sin juzgar.

Trabajo con personas que no siempre han encajado, que han vivido desde los márgenes, que han sentido culpa por ser como son, por desear lo que desean o por necesitar lo que necesitan.

Acompaño a personas LGTBIQ+, a quienes cuestionan el género o la norma, a quienes se pierden entre la euforia y el vacío, entre la piel y la idea de lo que deberían ser.

Creo que la terapia no debe ser una corrección, sino una búsqueda de verdad, de sentido, de alivio. Un espacio donde poder llorar sin explicaciones, temblar sin miedo, reír sin permiso. Un lugar para recuperar el cuerpo, el deseo, el vínculo.

Trabajo desde la Gestalt, desde la sexualidad integrativa, desde lo vivencial y lo corporal. Porque no basta con entender: hay que sentir, expresar, respirar. Y hacerlo con alguien que se quede ahí, contigo.

No trabajo con soluciones rápidas, sino con procesos reales. Y creo profundamente que hay otras formas de vivir, de amar, de cuidarse. Más honestas, más libres, más nuestras.

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